Diego Achar habló de su pasado: “Los días más difíciles son los sábados y domingos”; confesó. Además recordó que era discriminado en los primeros tiempos pero que “siempre tuve fe que acá iba a triunfar”. Además contó como se mueve en la Isla: “La falsedad me revienta, por eso no me callo nada”.
Empezó tímido, lloroso, siendo contenido por algunos chicos y juzgado por otros. La vida de Diego Achar, nacido en Paraguay, de 18 años, no fue fácil, como tampoco lo fue su entrada a la Isla deSoñando por Bailar.
En una nota de la Revista del Soñando por Bailar del Diario Crónica, Diego rememora sus comienzos en el reality, en el que cada vez está más cómodo y afianzado.
“A la Villa no vuelvo más”, dice. ¿Reniega de sus orígenes? No, pero vivir en la 31 es bien heavy: “Los días más jodidos en la Villa son los sábados y domingos a la mañana. Vivís con miedo a que te roben o que te maten. Allá te pegan un tiro porque vestís bien o porque se arman riñas. Si te piden plata y no se la das, fuiste. Por eso trato de no salir mucho y de mantener la puerta de nuestra habitación cerrada con llave todo el día”, relata con crudeza.
Y siguió: “Lo más triste es que veo gente en la calle tirada, durmiendo, sin nada ¡y le roban! Pero nadie llama a la policía. Hacer una denuncia es riesgoso”, describe.
Después Diego contó que para ir al casting de Tigre debió apostar fuerte: “No quería poner en riesgo mi trabajo, pero no me podía quedar con la duda. Era en ese momento o nunca”.
Sin embargo, apenas entró, Diego “sufrió” la Isla. Enseguida se pegó a Bárbara Franco, otra participante que supo vivir en la Villa y allí encontró su compinche. De a poco se fue afianzando, dejó atrás su imagen aniñada y ya está parado de otra manera. Sigue medio peleado con el Carni, pero su perfil, en el juego, cambió.
Arrancó diciendo “yo sé que me van a echar de la Isla porque no me llevo con nadie”. Recibió mimos y caricias de sus compañeros que le pedían “paciencia” y le aconsejaron “Si vos no querés tirarte a la pileta, quedarte hasta tarde, hacer bromas, reírte, no lo hagas. Disfrútalo como quieras”. Y Diego les hizo caso.
Se enfrentó también con Jonathan González: “Hay personas como ‘jhonny’ que se van cando me acercó a su grupo” y también se peleó con José María González, el Carni de Villa Martelli y también le pegó con todo: “Es una persona cuando se enciende la cámara y otra cuando se apaga. Es un buen pibe, pero delante de las luces grita, se hace ver, siempre quiere ser el protagonista”, lo criticó.
“Yo en cambio soy tímido, calladito, de perfil bajo. No vengo a hacer un personaje dentro del juego. Cuando me enfoca la cámara sigo siendo el mismo. No pienso en un personaje para llamar la atención. Con Barbie es lo mismo, ella es sincera y se muestra tal cual es”, tiró.
Diego sigue haciendo su juego y, mientras, se planta: “La falsedad me revienta. Por eso en la isla no me callo nada”.
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