La Orden del Fénix tiene intención de trasladar a Harry Potter de su actual lugar seguro el próximo Sábado, al anochecer.
El interés alrededor de la mesa se agudizó palpablemente. Algunos se tensaron, otros se inquietaron, todos miraban fijamente a Snape y Voldemort.
-Sábado… al anochecer, -repitió Voldemort. Sus ojos rojos se fijaron en los negros de Snape con tanta intensidad que algunos de los observadores apartaron la mirada, aparentemente temerosos de que ellos mismos resultaran quemados por la ferocidad de la mirada. Snape, sin embargo, devolvió la mirada tranquilamente a la cara de Voldemort y, después de un momento o dos, la boca sin labios de Voldemort se curvó en algo parecido a una sonrisa.
-Bien. Muy bien. Y esta información proviene de…
-… de la fuente que hemos discutido, -dijo Snape.
-Mi Señor.
Yaxley se había inclinado hacia adelante para mirar mesa abajo hacia Voldemort y Snape. Todas las caras se giraron hacia él.
Yaxley esperó, pero Voldemort no habló, así que siguió,
-A Dawlish, el Auror, se le escapó que Potter no será trasladado hasta el día treinta, la noche antes de que el chico cumpla diecisiete.
Snape estaba sonriendo.
-Mi fuente me dijo que plantarían un falso rastro; este debe ser. Ni dudo de que Dawlish está bajo un Encantamiento Confundus. No sería la primera vez; se sabe que es susceptible.
-Te aseguro, mi Señor, que Dawlish parecía bastante seguro, -dijo Yaxley.
-Si estaba Confundido, naturalmente que estaría seguro, -dijo Snape-. Yo te aseguro, Yaxley, que la Oficina de Aurores no tomará parte en la protección de Harry Potter. La Orden cree que tenemos infiltrados en el Ministerio.
Voldemort no rió. Su mirada había vagado hacia arriba hasta el cuerpo que se revolvía lentamente en lo alto, y parecía estar perdido en sus pensamientos.
-Mi señor, -siguió Yaxley-. Dawlish cree que toda una partida de Aurores se ocupará de trasladar al chico…
Voldemort alzó una larga mano blanca, y Yaxley se calló al instante, observando resentido como Voldemort volvía a girarse hacia Snape.
-En la casa de un miembro de la Orden, -dijo Snape-. El lugar, según la fuente, ha sido equipado con cada protección que la Orden y el Ministerio juntos han podido proporcionar. Creo que habrá poca oportunidad de cogerle una vez esté allí, mi Señor, a menos, por supuesto, que el Ministerio haya caído antes del próximo Sabado, lo cual podría darnos la oportunidad de descubrir y deshacer los suficientes encantamientos como para romper el resto.
-Bien, ¿Yaxley? -llamó Voldemort mesa abajo, la luz del fuego iluminaba extrañamente sus ojos rojos-. ¿Habrá caído el Ministerio para el próximo Sábado?
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